El olor de pies es un olor muy especial. Un olor como de podrido. Se dice que los pies sudados huelen a queso., aunque se habría de especificar a qué tipo de queso huelen porque algunos quesos huelen incluso peor.
Sea a queso o a otra vianda rancia, la verdad es que el olor a pies es muy desagradable,especialmente cuando la persona afectada mantiene una higiene poco habitual, no solo de los pies sino también de los calcetines.
Para ilustrar la creencia de que los pies sudados huelen a queso valga la siguiente historia de un médico con su problema de pies malolientes:
Se dice que un señor fue al hospital y , cuando se sentó frente al médico, se dio cuenta que éste no llevaba zapatos y que sus pies, sobresaliendo por debajo de la mesa, olían terriblemente dentro de unos calcetines negros viejos .
Por este motivo, seguramente, el médico había colocado un ramo de rosas encima de la mesa, para disimular el mal olor de sus pies. y poder quitarse los zapatos tranquilamente. El doctor sufría mucho de los pies cansados y solía trabajar descalzo habitualmente para desgracia de sus pacientes que tenían que aguantar en silencio el suplicio de unos pies que olían terriblemente.
El médico miró al paciente por encima de sus gafas y empezó a preguntarle sobre su salud. A medida que el doctor le preguntaba, el señor empezó a estornudar. El médico miró fijamente a los ojos del paciente, mantuvo el silencio durante unos segundos y finalmente le preguntó, con el aire de superioridad de aquel especialista que ya ha descubierto el diagnóstico correcto:
- Ya veo, es usted alérgico a las flores- afirmó cogiendo el jarrón de encima de la mesa y retirándolo del paciente.
- No, que va. Trabajo en una floristería
- Igual es usted alérgico al aire acondicionado
- En absoluto. En la oficina tenemos todo el día el aire acondicionado funcionando.
- ¿Sabe usted si hay alguna cosa que le haga estornudar: el pelo de los animales, el polvo, el sol? En caso contrario, tendremos que hacer unos análisis para averiguar cual es la causa de sus estornudos habituales - pregunto el doctor.
- Pues mire, que sepa yo solamente soy alérgico al queso. Por eso tuve que dejar mi trabajo anterior, pero seguramente tendré algo más porque esto no es una quesería y ya ve usted , señor doctor, no paro de estornudar.
Esta revelación fue como una sentencia para el doctor cuyos pies rápidamente desaparecieron de debajo de la mesa, intentando apartarlos lo más lejos posible de su paciente. A partir de aquel día, el doctor no se quitó más los zapatos. En vez de intentar disimular su olor con la fragancia de las rosas, se esforzó en llevar una higiene podal más rigurosa y en cambiarse los calcetines más a menudo.
Si no quiere que le pase como al doctor de la historia, consulte nuestros remedios para el mal olor de pies